ANPE Canarias. Exigimos a la Consejería que mejore las condiciones laborales de la Inspección Educativa


08 Jun, 2018

ANPE Canarias. Nuestro sindicato, dentro de su turno de intervenciones en el Pleno del CEC, ha solicitado a la Consejería de Educación y Universidades que, teniendo en cuenta que todos los integrantes del Servicio de la Inspección Educativa son miembros de cuerpos docentes no universitarios por imperativo legal, este colectivo de profesionales de la enseñanza no puede quedar al margen de las reivindicaciones laborales que plantean a la Administración Educativa.

 

En este sentido, queremos insistir que la función de asesoramiento y ayuda al profesorado debe ser siempre la prioritaria para los inspectores e inspectoras, más allá de su obligación de supervisar o controlar las prestaciones del sistema educativo y el adecuado cumplimiento de la normativa vigente.

 

Por ello, entendemos que la Consejería debe realizar un gran esfuerzo, que ya ha comenzado tímidamente, para incrementar sus efectivos, de manera que la plantilla crezca en la práctica totalidad de las zonas, para posibilitar un contacto más estrecho y permanente con el profesorado destinado en los centros comprendidos en cada ámbito de influencia.

 

Entrando ya en materia de reivindicaciones laborales, denunciamos que los integrantes de la Inspección Educativa en Canarias, son, actualmente, los peor pagados de todo el Estado y, por este motivo, queremos terminar cuanto antes con esta injusta discriminación retributiva, especialmente injusta por nuestras características insulares.

 

Nuestra organización ya ha exigido a la Consejería un acuerdo específico para incrementar sus complementos retributivos hasta alcanzar la media nacional o, de no ser posible, que se incluyan estas mejoras salariales dentro del Plan de Reconocimiento Profesional y Social del Profesorado, cuyo desarrollo y concreción aún debemos continuar negociando.

 

Por último, queremos destacar también que el elevado nivel de carga burocrática que soportan los inspectores redunda negativamente, sin duda, en la atención que les gustaría prestar al profesorado y a los propios centros educativos y sugerimos que ojalá podamos recuperar pronto la figura del Inspector-Orientador.