HOY HABLAMOS CON: MIGUEL HERNÁNDEZ PORTILLO
Profesor de Física y Química. Su capacidad de iniciativa e innovación le ha hecho desarrollar una serie de proyectos de investigación en el aula, que ha presentado en numerosos certámenes, organizados entre otros, en el Parque de las Ciencias de Granada y de Málaga. La Universidad Politécnica le seleccionó para representar a España en el concurso internacional “Science on stage”. Y ha publicado varios artículos en la revista Alambique y en la revista Epsilon de la sociedad andaluza de Matemáticas.
Cuando desarrollas en el aula estos proyectos innovadores. ¿Cómo reaccionan tus alumnos?
Son conscientes de que pueden aplicar la teoría que saben. Por ejemplo: les muestro la foto de un ammonite. Ellos observan una especie de concha y la clasifican dentro del grupo de los invertebrados. A partir de aquí, empiezan a buscar información y preguntan en inglés a investigadores de diferentes países en twitter. Averiguaron que se trataba de un cefalópodo después de varias investigaciones.
También hemos realizado una línea del tiempo geológica y son capaces de situar a los ammonites en la época que existieron.
Y han simulado un fósil a partir de un molde que han creado.
¿Qué te lleva a aplicar esta metodología de trabajo?
Estamos impartiendo una ciencia en el aula que no se corresponde con la realidad. La ciencia tiene que estar basada en la observación, en la experimentación y en extraer conclusiones. Hay que sacar la ciencia a la calle, relacionarla con otras disciplinas e incluso que forme parte del ocio de los alumnos.
¿Has encontrado a profesores con la misma motivación?
Sí, es un gran aliciente. En los certámenes he visto proyectos de otros profesores y veo reflejado en ellos mis motivaciones. Anoto todo lo que me pueden aportar e incluso estos profesores evalúan mi trabajo, algo muy útil para los siguientes proyectos.
¿En quién y dónde encontraste esta forma de enseñar?
El quién responde a un profesor que me dio clase. Y el dónde a mi curiosidad que ha hecho que siga adelante. Me he adentrado en ámbitos como la robótica o la biomedicina. Además, soy un profesor que aprende de sus alumnos, los escucho.
Me doy cuenta de que mi curiosidad se la he traslado a mis alumnos, me ha llevado mucho tiempo, pero es una gran motivación.
¿Qué proyectos han sido llevados fuera del aula?
Destaco entre otros, los alumnos de diversificación curricular que expusieron un trabajo en Benalmádena en un amplio auditorio de una sala de exposiciones. Aquí los expertos son los alumnos. Les enseñé la teoría y cómo mostrarlo, exponerlo, explicarlo. Lo mismo me pasó con los alumnos de robótica. Son los expertos y lo tienen que saber explicar. Incluso indicaron un email a los asistentes por si tenían alguna pregunta sobre el tema que expusieron y la resolverían. Yo solo estoy como coordinador.
Otro proyecto fue el de “Música maestra, la fórmula del éxito musical”: lo expusieron en la sala vip del Parque de las Ciencias delante de la que era consejera de Educación de Andalucía. En la exposición había un teclado de música junto a un coro donde se relacionaba la física con la música.
¿Cuál es el proyecto más emotivo que has llevado a cabo?
Un proyecto que realicé para un niño invidente. En un principio explicaba a los alumnos de la clase y después, la maestra de pedagogía terapéutica trabajaba con el alumno ciego. Esta situación me incomodaba y decidí que esto había que cambiarlo.
En mi casa estuve realizando material para empezar a trabajar con este alumno. Le llevé distintos objetos geométricos para que los tocara y empezara a diferenciar un cubo, una esfera, etc. También trabajamos el concepto de densidad comparando cilindro de aluminio y otro de plomo. Las fuerzas a distancia las experimentó con unos cochecitos. Dedicaba mucho tiempo a trabajar los contenidos con este alumno. Y era una gran satisfacción ver cómo le explicaba a su madre lo que aprendía conmigo.
El esfuerzo de este alumno me ha premiado con una muestra internacional en el que representaba a España. Iba en el apartado de educación inclusiva.
¿La metodología y los materiales que empleabas con el alumno invidente te servía también para el resto de los alumnos de la clase?
Sí, todos aprendimos mucho. También hubo una gran implicación de las profesoras de pedagogía terapéutica y su monitora.
¿Es importante que el profesorado trabaje en equipo?
Sí, hay que buscar profesores con las mismas inquietudes que tú. “Tienes que buscar frikis como tú y no resulta fácil”, me decía una compañera.
¿Cómo ha afectado la pandemia a tu metodología de trabajo?
Presenté a mis alumnos retos científicos durante la pandemia como: ¿Tú qué harías para ir a la luna?. Otro trabajo sobre dinosaurios y sobre un viaje a las fosas de las Marianas. Los alumnos realizaron trabajos muy buenos y un profesor los ha publicado en un libro.
¿Qué mensaje transmitirías a los docentes?
Hay que tener curiosidad e ilusión por hacer cosas nuevas, no se puede hacer siempre lo mismo en clase. El conocimiento no tiene límites, no está fraccionado en cajitas, hay que relacionar diferentes materias. Hay que hacer un aprendizaje significativo. Nos ponen muchos obstáculos, pero hay que seguir adelante contra viento y marea. Los profesores dejamos una huella indeleble en los alumnos.