Carreras STEAM: ¿un futuro prometedor?
Uno de los factores clave a tomar en cuenta en la elección de la profesión es la vocación, esa “llamada” interior a seguir determinado itinerario formativo y laboral, con la aspiración de hallar, en tal ejercicio, un desarrollo personal más pleno. En esa pulsión interior desempeñan un papel fundamental los talentos, que cada uno ha de ir descubriendo, sobre todo en la etapa juvenil. Contribuir a ello es una de las tareas más gratificantes para los docentes, que muchas veces serán recordados de por vida por quienes, gracias a su guía, lograron perfilar con acierto tan trascendente decisión.
Sin embargo, desafortunadamente muchas veces el entusiasmo inicial se va apagando ante duras realidades: las dificultades para cursar esos estudios, por diversos motivos; las escasas posibilidades de salir adelante, en términos prácticos, con ciertos oficios o carreras; la presión del entorno y los prejuicios que puede despertar determinada actividad, etc. En ocasiones, una oscura perspectiva laboral puede convertirse en un cubo de agua fría sobre las ilusiones de juventud que determine el fin del sueño y un giro hacia otras posibilidades “mejores”.
Entre los estudiantes que afrontan el dilema vocación-expectativas de empleo se encuentran quienes aspiran a cursar alguna de las disciplinas incluidas en el vocablo STEM, acrónimo procedente del nombre en inglés de cuatro áreas de conocimiento: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. El término fue acuñado por la National Science Foundation (NSF) en los años 90 y reordenado como STEM en 2001. A partir de 2011 se añadió la Educación Artística, que potenció la creatividad, el pensamiento libre y el pensamiento crítico. Había nacido un nuevo paradigma: STEAM.
Si bien en este artículo nos referimos a las carreras STEM o STEAM, estos términos designan, también, un modelo educativo basado en la interdisciplinariedad, iniciado en Estados Unidos ante la necesidad de aproximar ciencias y tecnologías, con el fin de enriquecer el conocimiento desde diversos enfoques. Con la Educación STEM, la Ingeniería y sus métodos se abren paso en el currículo de Educación Primaria y Secundaria.
Ante las auspiciosas perspectivas que podrían esperarse para estos titulados, informes recientes muestran la disminución del interés de los estudiantes por las áreas científico-tecnológicas. En junio de 2021, la revista Nova Ciencia publicaba el artículo Cuáles son los grados más demandados en España, elaborado por la Fundación CYD, que analiza y promueve la contribución de las universidades al desarrollo económico y social de España. Utilizando el Ranking CYD, herramienta que permite comparar en línea el rendimiento de las universidades españolas, a través del indicador “Preferencia de la titulación”, es posible conocer la demanda que tiene un grado al representar el número de estudiantes que requieren una titulación como primera opción en relación al número de plazas ofertadas. Y, precisamente en este ranking, las carreras STEM presentan valores relativamente bajos, en particular las Ingenierías. Asimismo, según el Informe CYD 2018, el porcentaje de matriculados universitarios en áreas STEM en España, en comparación con el promedio de la UE y sus principales países, es el más reducido.
Si parece poco halagüeño el panorama de los titulados STEM y esto determina bajas matrículas, la situación se agrava al percibir que, en estas disciplinas, consideradas mayoritariamente masculinas, la presencia de la mujer es aún menor. En el Informe de la UNESCO Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), publicado en 2019, se afirma que “actualmente, solo el 28 % de todos los investigadores en el mundo son mujeres” y, en educación superior, “las jóvenes representan solo el 35 % de todos los estudiantes matriculados en el mundo, en el estudio de materias STEM”. Asimismo, “se observan diferencias por disciplinas, con el menor número de matrículas femeninas en ingeniería, manufactura y construcción, ciencias naturales, matemáticas, estadísticas y TIC”. El abandono de estas disciplinas por las mujeres, no solo alcanza “números desproporcionados durante sus estudios universitarios”, sino también “en su transición al mundo laboral e incluso en su trayectoria profesional”. En España, donde más del 55 % de los universitarios son mujeres, el porcentaje no supera el 13 % según el informe El Estado de la Ciencia 2020, de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Tanto el Estado como las comunidades autónomas, conscientes de esta realidad, han implementado iniciativas para atraer estudiantes hacia los estudios STEM y subsanar la creciente brecha existente, en estas profesiones, entre hombres y mujeres. El Ministerio de Educación y Formación Profesional, en el portal de Estrategias STEAM del Ministerio, presenta el portal de la Alianza STEAM, donde “se resalta la importancia de la incorporación de las chicas a todos aquellos estudios relacionados con las competencias STEM, no solo para alcanzar la igualdad efectiva en los estudios y profesiones, sino para enriquecer los proyectos tecnológicos con otras perspectivas” y el número 1 de la colección Niñas en pie de Ciencia. Por su parte, la Comunidad de Madrid ha manifestado su voluntad de incrementar la presencia laboral y universitaria de las mujeres madrileñas, en sectores tecnológicos prioritariamente ocupados por hombres. A modo de ejemplo, pueden mencionarse iniciativas recogidas en la web Mujer y tecnologías STEM, como el Proyecto Mujer e Ingeniería, realizado por la Real Academia de Ingeniería en colaboración con la Dirección de Igualdad de la Comunidad de Madrid, para fomentar las vocaciones en estudios STEM y favorecer la incorporación de más mujeres a las especialidades relacionadas con la ingeniería, y el Programa Techmi, dirigido a niñas y jóvenes de ESO de 12 a 16 años, con el objetivo de motivarlas a “construir, idear, resolver, experimentar y disfrutar con la ingeniería”. O el Programa de Mentoring de Excelencia para el Desarrollo del Talento (PMEDT) STEM Femenino, mediante un convenio con varias universidades.
Pero la realidad de las cifras evidencia la insuficiencia de estas iniciativas frente a la dimensión del problema. El periódico El Economista, en el artículo El sector de la tecnología deja 10.000 vacantes por falta de cualificación en España, del 13 de febrero de 2020, manifestaba: “El estudio El desafío de las vocaciones STEM, realizado por la Asociación Española para la Digitalización, DigitalES —la patronal del sector tecnológico— alerta de la preocupante tendencia del descenso en las matriculaciones de carreras y estudios relacionados con ciencia y tecnología (STEM)” y añade que Los mayores nichos de empleo y de mayor salario y productividad se encuentran, precisamente, en los sectores de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Se trata de un indicador más de las grietas que se detectan en este sector profesional, carencias que no podemos, como sociedad, permitirnos.
Ante esta situación, ANPE reclama, tanto a la Administración estatal, como a las autonómicas, un mayor compromiso con la demanda social de profesionales STEM, una mejora de sus perspectivas sociolaborales, la adopción de medidas que conduzcan a una igualdad real; en definitiva, una respuesta digna a quienes sienten el llamado de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería, las Matemáticas o la Educación Artística, para que la entrega a su vocación no implique ningún tipo de hándicap, discriminación o renuncia a la estabilidad y el reconocimiento laboral que todo profesional merece.
Andrés Cebrián del Arco
Presidente de ANPE-Madrid